top of page

Un periodista rompe con muros mentales e integra la sociedad

Laura Nova

El cambio inicia desde la pasión de ser periodista y no dejarse engañar por nadie, además

de tener presente que la ciudadanía es lo principal.


Las elites Colombianas y del mundo luchan día a día por subir un escalón más hacia el

poder absoluto, por tal razón usan diferentes mecanismos para lograrlo. Las votaciones,

los seguidores de ideología, entre otras formas son aliados para alcanzar dicha meta, sin

embargo los medios de comunicación son el blanco más usado y manipulable que tienen.


Tener la información completa de diferentes sucesos permite que se manipulen las formas

de dársela a conocer a la ciudadanía y a su vez implementa modos de pensar que ayudan

a circular completamente el camino por el que pretenden que el pueblo se rija, dejándoles

implícitamente las formas como deben comportarse y reaccionar ante diferentes

situaciones.


Por desgracia el periodismo se ha dejado llevar por ese camino, ha permitido que la

corriente del río lo arrastre completamente hasta el mar de engaños y mentiras que

producen las elites para saciar sus ambiciones económicas, culturales, sociales y

políticas. De esta forman ganan por completo la batalla, porque usan los medios masivos

de comunicación para manipular y moldear la población con discursos que no son verdad

 o tienen una doble intención.


Pero ¿Cómo empezar a realizar un periodismo veraz y que sea realmente en pro de la

ciudadanía?


Actualmente los periodistas dejaron de mirar la verdad solo para dedicarse a marcar la

agenda mediática de las grandes industrias, dejando atrás la imparcialidad y las críticas

que hacían temblar a los políticos corruptos. Con la llegada de la tecnología ser periodista

se volvió una labor de todos, y a la vez una labor que nadie quiere ver como importante,

porque la sociedad está sumergida en las redes sociales que solo se ocupan de consumir

lo poco que les brinda los titulares y no se preocupan por ” masticar y digerir” la

información.


Los periodistas actuales solo brindan información y no se preocupan por exponer la

verdad del contexto y del suceso en sí, únicamente está preocupado por contar alguna

situación y obtener la primicia de la noticia, sin siquiera llegar al fondo de ella - lo que

realmente debería ser importante-.


Contextualizar a las personas de los hechos debería convertirse en el principal objetivo

del periodismo, pues de nada sirve genera más y más información si muchas veces no

hay sustento que la respalde y genere un conocimiento amplio del hecho en la ciudadanía

para ser transmitido entre ellos, pues muchas veces son extensas las notas pero vacías

de historia.


Empezar a moldear a la gente para que se interese en conocer lo que está sucediendo no

solo en su región, ciudad o país sino en el mundo, permitirá que se avance en la irrupción

del miedo que tiene sumergida a la sociedad, que poco busca de lo que sucede porque se

aterra de los hechos hostiles que día a día ocurren en el mundo y que es implementado

por las grandes elites, por aquellos que desean manejar el planeta entero.


La construcción de muros hace que se olvide del reconocimiento que debe existir entre el

periodista y la ciudadanía, no necesariamente se debe ver aquella pared construida con

ladrillos y cementos, sino que existen muros aún más fuertes y peligrosos que no solo

separan una región de otras. Son muros mentales que anulan por completo a una cultura

de otra, a un mundo posible creado por las mentes de muchos seres humanos de otros,

que discriminan, aíslan y fomentan el odio. Estos muros muchas veces no son creados

por nosotros mismo son construidos por todos aquellos que buscan en la pelea

ciudadanía una salida tranquila para cumplir con sus fechorías.


Para que exista un cambio verdadero se debe empezar a formar una alianza entre

ciudadanía y periodista solo así se puede nombrar al periodismo ciudadano como algo

legítimo, constructivo y lleno de poder para realizar cambios estructurales en el camino.

Solo así los muros mentales se derrumbaría y habría una empatía completa con el otro.

Por desgracia el periodismo se ha vuelto envidioso, solo se cuenta lo que es considerado

importante para unos pocos y lo demás se deja en el aire para que el viento se lo lleve.


Lo principal en estos momentos de la historia donde el periodismo es cada vez más

criticado y mal interpretado, donde el mundo se vende al mejor postor y la ciudadanía se

rige por la ideología que mejor le convenga, es primordial empezar a derrumbar todas las

paredes que impiden un avance y evitar que se creen más.


Los muros son los principales problemas, no hay un reconocimiento y visualización

completa del otro. Caminamos por el mundo como si fuéramos ciegos y no nos interesara

lo que sucediera alrededor, porque no hay información suficiente del tema que puede

concientizar y mover fibras para que de verdad pueda existir un cambio sistemático.


Informan y mandan las mismas personas de siempre, porque nos quedamos en la zona

de confort donde ya nada duele ni toca, porque prácticamente lo hemos visto todo y nos

hacemos los locos con los sucesos. Día a día vemos muerte, guerras, discriminación -

nada novedoso - porque lo que es noticia siempre es malvado y eso solo fomenta el

miedo de salir tranquilo a la calle o de comentar lo que si piensa porque se corre el riesgo

de ser lastimado.


Gracias a la falta de empatía en el mundo es que no hay paz, estamos marcados por

ideas referentes a que el conflicto es la salida a la felicidad, que sin él no se verían los

problemas a solucionar. Pero ¿No es suficiente el aprendizaje que deja una guerra? ¿No

es suficiente ver que el conflicto solo trae infelicidad? ¿No es suficiente ver cómo los

niños se mueren de hambre y quedan huérfanos a causa de una bomba? - Al parecer no

ha sido suficiente- y el periodismo abusa de estos hechos para ser sensacionalistas y

amarillistas. Realizan preguntas con el fin de acercarse a las personas, pero solo lo hacen

por un rating, por mostrar ante el país la ayuda que brindan no porque nazca realmente.

Los periodistas apasionados se están extinguiendo


Si un periodista sale a la calle es a buscar noticias que generen interés a sus jefes para

ganar dinero. Eligen entre la muerte y la vida para hacer noticias y la muerte siempre

gana, la primicia reina y el odio crece.


Un alto en el camino sería la alternativa más oportuna en estos momentos, odiarse entre

todos solo da más muertes. El periodismo no puede seguir cayendo en el juego de

discriminar y excluir una noticia, cuando todo es importante para la ciudadanía, cuando

merecen la verdad y sentirse parte importante no solo de un medio sino de un país. La

gente tiene mucho por contar, pero aún no tienen un micrófono para gritarlos y ahí es

donde debe aparecer la mano amiga de un periodista.


Un periodista que se interese por reconocer al otro y escucharlo antes de una tragedia

salvaría millones de vida. Un periodista que derribe muros mentales y luche por acabar

con los físicos reconocería su pasión por la profesión y mantendrá su base de apoyar a su

pueblo - Al fin y al cabo también pertenece a él -. Un periodista que no tenga miedo y diga

todo con claridad aportaría un poco de medicina al dolor que vive el mundo a raíz de la

mentira. Pero esto es un chip que debe estar inmerso en todos los comunicadores

sociales y periodistas, la ciudadanía es el protagonista y el director de la noticia y es a

ellos a quienes debemos rendir tributo, no a un político o una empresa que busca un bien

propio.

12 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

El tiempo se nos agota

A diario los colombianos dedican alrededor de 6 a 7 horas a las redes sociales y al internet, revisando sus dispositivos móviles o...

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2022 by Laura Nova.

bottom of page