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El tiempo se nos agota

Laura Nova

A diario los colombianos dedican alrededor de 6 a 7 horas a las redes sociales y al

internet, revisando sus dispositivos móviles o portátiles 150 veces al día, lo que ha

ocasionados una dependencia y adicción a estar conectados todo el tiempo y así no

perderse de ningún hecho noticioso, de memes, conversaciones o chismes que circulan a

diario por las redes sociales más usadas como Facebook, twitter e instagram.


La creación de perfiles en redes sociales permite la interacción rápida con otras personas

sin importar la ubicación geográfica, no obstante también circulan perfiles falsos, se trata

de bots informáticos que ayudan a la suma de seguidores y amigos en redes para obtener

reconocimientos y beneficios con marcas y de esta forma convertirse en influenciadores.

Esta herramienta es comúnmente usada para ganar dinero por medio de internet, lo que

ha generado que constantemente se vendan perfiles para acumular reconocimiento e

interacciones. Este nuevo negocio se da porque en el mundo virtual la popularidad se

mide por el número de seguidores, de interacciones, de me gusta o de comentarios que

se transmiten en cada publicación. A mayor número mejor imagen tendrá ante los demás

usuarios.


Las redes sociales han revolucionado la era millenian, teniendo en cuenta que las

relaciones interpersonales ya no se hacen de forma tradicional con visitas en casas o con

cartas físicas, debido a que la inmediatez en las redes ha transformado no solo las

diversas formas de interactuar socialmente sino que han modificado las maneras de

comunicarse, ahora un emoticón o abreviación de las palabras transmiten un mensaje

contundente o simplemente una vídeo llamada permite que se vea a la otra persona en

tiempo real como si estuviera en la sala de su casa.


Estamos tan inmersos en esta ola cibernética que salir de allí parece una tarea titánica o

imposible de realizar. Tenemos los dispositivos móviles pegados a nuestras manos

controlando todo en nuestro día a día, es como la línea de vida de un escalador sin esa

herramienta simplemente sentimos que nos morimos. Dentro de esta irrealidad no hay

anonimato todo se sabe, pues hay un seguimiento constante de cada actividad que se

realiza, aquí no existe la privacidad y eso debería ser el punto coyuntural para evitar su

uso indispensable. La adicción es una enfermedad y nosotros estamos enfermos por las

redes.


Diferenciar entre lo real y lo falso en redes sociales cada vez es más difícil pues siempre

vemos en las imágenes perfectas de modelos o famosos un ideal de vida o creemos todo

lo que se va compartiendo sin mayor nivel de incredulidad. Pero lo que es peor es que

nos creímos el cuento de la vida virtual y nos olvidamos que hay un mundo real en el que

el tiempo pasa rápido y en el que fácilmente se percibe la mentira cuando se dialoga con

la gente frente a frente y no con un aparato como intermediario.


Las redes nos inundan de millones de imágenes, audios, textos y nos incitan a publicar

todos los detalles de nuestra vida haciéndonos olvidar que éticamente tenemos privacidad

y no todo se puede contar. Así como no somos capaces de revelar un secreto deberíamos

serlo para no publicar absolutamente todo en el ciberespacio pues es por medio de

nuestro propio contenido se generan extorsiones y acosos pues nosotros mismos

permitimos que la violación a la privacidad sea natural.


Lo invito a que salga a un parque, visite museos, mire estatuas en la vida real y no se

quede solo con las fotos que otros suben, pero aún más importante olvídese del celular

mientras disfruta de la vista en un paseo en carro o hasta en bus. Respire libremente y

entienda que el celular es su herramienta no su amo. Invertir en un dispositivo móvil de

alta gama le dará estatus ante los demás pero no le va a dar la misma felicidad si con eso

se va de viaje a conocer culturas diversas e interactuar con opiniones opuestas.


El tiempo se está agotando y nos estamos perdiendo en un mundo de fantasía en el que

somos cabezas bajas ante una pantalla. Antes nos sumíamos a brillantes y paradisiacos

universos que se escondían en libros y hoy simplemente estamos sumidos a lo que dice

internet como verdad absoluta. La vida tiene fecha de caducidad, las redes sociales de

transformación ellas no se detienen se renuevan y usted le está regalando su juventud.

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©2022 by Laura Nova.

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