Colombia es un país que gracias a la facilidad que otorgan los bancos para la
adquisición de productos como tarjetas y créditos, sin necesidad de un estudio de
solvencia para cubrir la deuda ha ido creando ciudadanos que ven en estos elementos
una salida para suplir sus necesidades y consumos diarios, mensuales y anuales.
Los clientes de las diferentes entidades bancarias se dejan convencer de la maravillosa
idea de “entre mayor sea el cupo otorgado para su tarjeta de crédito mejores
posibilidades de compras y satisfacciones obtendrá” – diálogo de algunos asesores
bancarios-, igualmente le recuerdan que si no tiene el dinero en el instante este sistema
de crédito le permite pagar el monto de la deuda en una cantidad de cuotas. En algunos
casos la entidad permite que el comprador elija la cantidad de tiempo en el cual podrá
cancelar su deuda, a diferencia de otras que establecen el tiempo inmediatamente se
firma el contrato y entrega de la tarjeta, comunican a su cliente que únicamente puede
diferir su comprar por un lapso de tiempo determinado.
Al permitir que se de un tiempo prudente o no para el pago de la comprar inicia el
proceso de aceptación por parte del ciudadano y tranquilidad al saber que no necesita
tener el dinero inmediatamente sino que puede gastar y después pagar a su banco, el fin
específico de esta modalidad es generar ganancias a las entidades teniendo en cuenta
que el préstamos a corto o largo plazo del dinero para saldar la deuda de la compra, se
presta bajo una tasa de interés mensual, que representa un porcentaje adicional de la
compra haciendo que el cliente pague el doble y hasta más de cinco veces (dependiendo
el tiempo elegido de pago) el valor que le cobra la tienda en donde realizó la compra.
El dinero plástico no sólo facilita a las personas la compra de productos cuando no hay
solvencia o existencia de papel en el bolsillo. Gracias a esa falta de dinero y necesidades
que se dan a medida que el tiempo pasa, el banco también otorga la facilidad de realizar
avances de su tarjeta de crédito los cuales automáticamente y sin consentimiento del
cliente el plazo de pago se difiere entre 12 y 24 meses dependiendo el banco y en estos
casos se manejan tasas de interés mucho más altos que en una compra.
El pago a plazos de las tarjetas de crédito hace que el endeudamiento crezca y no exista
un respeto y orden en las compras que se realizan con estos productos. Puesto que al no
tener el dinero en físico sino en un plástico no se es consiente de la cantidad que se
gasta y se difiere a más meses para comodidad de los pago, lo que causa un déficit
financiero de la persona, teniendo en cuenta que no ha culminado el pago de una
compra y ya realiza una nueva.
Dentro del negocio bancario de busca incentivar el consumismo gracias a que
actualmente y como se mencionó anteriormente, ahora se le brinda una tarjeta de crédito
a cualquier persona, sin una revisión de ingresos, estabilidad laboral y experiencia con
este tipo de productos, simplemente se busca que el uso de estos elementos sea continuo
para así generar mayor ganancia.
Los trabajadores de los bancos se ubican en lugares estratégicos que sean recurrentes
por la ciudadanía como un centro comercial ofreciendo el producto y brindado premios
como: -“Durante tres meses no se le cobrara cuota de manejo”- , - “La tasa de interés
que usamos es la menor del mercado” -
La cuota de manejo hace referencia a un cobro que da el Banco a todos aquellos que
tienen tarjeta de crédito o débito, se cobra su uso se hayan o no realizado compras. O
sea además de pagar por los interés de los préstamos también se cobra un porcentaje de
dinero por el simple hecho de adquirir el producto sea usado o no, usted paga una
especie de arriendo por obtenerlo.
Las tarjetas de crédito no son sólo el medio por el cual mueven el dinero de la
ciudadanía o sentencia a la gente a una fidelización con ellos hasta el pago de la deuda,
sino que los créditos hipotecarios y de educación también son incentivos para ayudar al
pueblo en la adquisición de capital cultural y productivo, pues en la búsqueda de una
mejor calidad de vida y las poca solvencia para realizar la compra inmediata por la falta
de ahorros se recurre a estos medios para lograr los sueños, lamentablemente al ser la
única salida de muchos se olvida de que la tasa de interés sumada con el dinero que
prestan da un igual de endeudamiento de varios años y un pago de casi el triple de lo
prestado. No obstante son estas las “oportunidades” que ha muchos les permite alcanzar
el cielo por tener un techo propio.
La competitividad entre entidades también afecta a la ciudadanía puesto que muchos
pelean por la clientela y ofrecen diferentes beneficios para ganarse el negocio o
prometen una disminución de la tasa y plazo de pago para así convertirse en aliados de
la gente que lo privilegia al momento de adquirir un nuevo producto o deuda.
Otro producto que es viralmente usado es la tarjeta de débito donde la gente consigna y
transfiere dinero a una cuenta de ahorros o corriente. Este producto es usado por
trabajadores y empresas que consignar allí el dinero del pago de nómina o las ganancias
de los negocios empresariales. Se supone que por ser un ahorros no debería cobrarse
ninguna especie de consumo pues es un lugar donde la gente acumula dinero sin
necesidad cargarlo en el bolsillo, el plástico lo facilita.
Las tarjetas de débito se registran en millones de ciudadanos en diferentes bancos,
quienes realizan un cobro automático de la cuenta en donde retiran la cuota de manejo
de la tarjeta del dinero que se ha consignado en la cuenta del cliente, además que
algunas entidades cobran un monto específico de dinero por realizar retiros de dinero
menores del establecido como mínimo, adicional a esto otras obligan a la ciudadanía a
dejar un valor específico en la cuenta, o sea no permiten el retiro completo del dinero.
Finalmente, el dinero de plástico en tarjetas de crédito da el beneficio de la compra de
utensilios con un plazo de pago específico y una tasa de interés exacta, sin embargo el
mal uso de estos elemento y el acceso a varias tarjetas de diferentes bancos genera la
irresponsabilidad de los clientes, convirtiendo la tarjeta en dueño de la vida del
ciudadano, pues vive única y exclusivamente para pagar un extracto que especifica
todas las compras, trabaja para pagar deudas y se sigue endeudado más día a día pues no
hay solvencia para cubrir necesidades ni el pago de tarjetas. En ocasiones la salida de
escape es realizar avances con una tarjeta para pagar la deuda de otra.
El sobre endeudamiento obliga a una mala calidad de vida, a no tener solvencia para
subsistir y a generar reportes en las entidades de riesgo (Datacredito), empresas a las
que recurren los bancos para recuperar el dinero prestado.
Cuando se decide adquirir un producto bancario se debe revisar el bolsillo y las cuentas
de ahorro obtenidas para así determinar si existe forma de cubrir las deudas a las que se
piensa someter. Si gana menos de lo gasta debe replantearse su vida y buscar
alternativas para la búsqueda de herramientas que le permitan satisfacer sus necesidades
y si su bolsillo le alcanza para tener un amplio poder de endeudamiento sepa organizarlo
para que no pasa al otro lado de río y se vea obligado a replantear su vida.
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